Policía Escolar ¿cómo se dio inicio a esta tradición en los colegios de todo el país?

Nacional17/07/2024 EntérateAQP
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Con más de siete décadas de historia, la Policía Escolar se ha consolidado como una tradición en el sistema educativo peruano, surgida como respuesta a problemas de ausentismo e indisciplina. Esta iniciativa no solo ha promovido el orden en las aulas, sino que también ha inculcado valores fundamentales entre los estudiantes.

¿Quién no recuerda, en su etapa escolar, haber visto a un compañero con el distintivo cordón rojo en el hombro, señal de autoridad y responsabilidad? Para muchos peruanos, esta figura se ha convertido en un símbolo de disciplina y respeto en las instituciones educativas.

La Policía Escolar nació como una respuesta a los desafíos de ausentismo y comportamiento negativo en las escuelas. El Sargento Primero de la Guardia Civil, Augusto Mauro Roca Bernard, preocupado por la convivencia escolar, ideó una entidad estudiantil que colaborara con docentes y padres para mantener el orden y formar ciudadanos ejemplares.

Tras 33 años de servicio, Roca Bernard presentó su proyecto el 31 de diciembre de 1948. Inicialmente implementado en las escuelas fiscales N.º 42 y N.º 431 del Rímac, la iniciativa rápidamente demostró su efectividad y fue formalizada en 1951. La Policía Escolar Femenina se estableció en 1952, comenzando en el Centro Educativo N.º 404 Nuestra Señora de Caima.

En 1953, bajo el liderazgo del Ministro de Educación Jorge Basadre, la Policía Escolar se institucionalizó en el Colegio José María Eguren de Barranco, obteniendo carácter oficial en todo el país. Cinco años después, se aprobó el Reglamento para la Policía Escolar, designando la Gran Unidad Escolar Pedro A. Labarthe como su sede oficial.

En 1966, la Policía Escolar se descentralizó, permitiendo que cada centro educativo adaptara la iniciativa a sus necesidades específicas. Directores, profesores y miembros de la Policía Nacional preparaban equipos de estudiantes para desempeñar funciones como Policías Escolares.

La historia de la Policía Escolar tiene momentos de heroísmo, como la valiente acción de Alejandro Sánchez Arteaga, Brigadier de la Policía Escolar de la Escuela Fiscal N.º 4451 en La Victoria. El 10 de marzo de 1951, Sánchez Arteaga sacrificó su vida intentando salvar a cuatro niños de un incendio. Su valentía fue reconocida al nombrar a su escuela en su honor y declararlo Niño Héroe del Perú.

Desde su fundación, la Policía Escolar ha jugado un papel crucial en mantener el orden y la disciplina en las escuelas, además de proteger a los estudiantes de los peligros en la vía pública. Este cuerpo estudiantil promueve valores y principios, contribuyendo a una sociedad más segura y ordenada.

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