

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió este miércoles una orden ejecutiva para desplegar 1.500 militares en la frontera sur, reforzando así las medidas de seguridad para controlar el flujo migratorio. Este despliegue se suma a los 2.200 efectivos en activo y los 4.500 reservistas de la Guardia Nacional de Texas que ya operan en la región.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que esta medida responde a una de las principales promesas de campaña de Trump: fortalecer la seguridad fronteriza. “Esto es una prioridad nacional. El pueblo estadounidense esperaba una acción como esta del Departamento de Defensa”, señaló.
De acuerdo con fuentes oficiales, las nuevas tropas tendrán tareas de apoyo logístico y administrativo para la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). Estos incluyen el mantenimiento de vehículos y la gestión de datos, pero no están autorizados a realizar funciones policiales, como arrestos o incautaciones.
En este sentido, la orden ejecutiva también establece que Trump evaluará en un plazo de 90 días la posibilidad de invocar la Ley de Insurrección de 1807. De aplicar, esta permitiría a los militares asumir funciones policiales, algo restringido actualmente por normativas como la Ley Posse. Comitatus de 1878, que limita la participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad interna.


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